La marca de Jesus: El Perdon de las Ofensas
La oración más sublime que jamás se haya elevado, puesto que daba forma al espíritu más santo, es la de Cristo: “Perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Sir John Seeley dice que la marca más sobresaliente del cristiano es su disposición a perdonar las ofensas.
La marca de Jesus: El Perdon de las Ofensas | Reflexiones de la Vida por Stanley Jones
Lucas 11.4; Efesios 4.32; Colosenses 3.13; Marcos 11.25-26
Cuando nos damos cuenta de la marca que se estampa en nuestra vida dejamos de huirle, porque esa marca es “la marca de Jesús”. ¿Puede haber algo mejor que eso?
Un predicador un tanto estrambótico oraba y le daba gracias a Dios por cada miembro de la Trinidad y cuando llegaba a Cristo, decía: “Dios mío, ni Tu pudiste obrar mejor que Cristo”. Tenía razón. La semejanza de Cristo se estampa en nosotros. Nunca podemos tener demasiado de Cristo. ¿Cuáles fueron algunas de las marcas de Cristo?
1. El perdón de las ofensas. La oración más sublime que jamás se haya elevado, puesto que daba forma al espíritu más santo, es la de Cristo: “Perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Sir John Seeley dice que la marca más sobresaliente del cristiano es su disposición a perdonar las ofensas.
Un ladrón asaltó a un hombre, que inmediatamente le dio su cartera, diciéndole: “¿Necesita usted el dinero tan desesperadamente así? Porque en tal caso tengo más”. Y diciendo y obrando le dio otra cartera con más dinero. “Si no tiene usted trabajo, puedo conseguírselo también”.
El ladrón guardó su revolver y le dijo: “No puedo aceptar su dinero; usted es un cristiano”. Rafael era un prisionero convertido que cumplía su condena. Un compañero de prisión dijo con respecto a él: “Nadie puede sentir rencores cuando Rafael está aquí”. Era el signo auténtico de que Rafael era cristiano.
Una misionera en el Japón caminaba por la zona de seguridad, cuando el viento hizo que su abrigo se agitara y que al paso de un automóvil fuera atrapado por éste, derribando a la misionera, que resultó herida. En el hospital pidió que no se hiciera nada al chofer toda vez que había sido un accidente.
El chofer se sintió tan impresionado por esa actitud que asistió a los funerales de la misionera y se convirtió al cristianismo. Oh Cristo mío, estampa tu marca en mi ser profundamente. Olvido de ahora para siempre cuanta ofensa se me ha hecho.
Oración: De hoy en adelante quiero sentirme libre de todo resentimiento y de todo odio que corra a mi alma. Quiero amar a quienes me quieren y aun a mis enemigos.
Por Tu gracia, y sólo por ella, puedo hacerlo. No odiaré más. Tu marca me obliga a ser diferente del mundo. Amén. Tomado del libro: Vida en abundancia.