«Después produce»
Hebreos 12:11
No sirve de nada luchar por el desarrollo prematuro del misterio divino. La revelación espera nuestra llegada a cierto lugar en el camino y cuando el tiempo nos trae a ese lugar, y vivimos sus experiencias, encontraremos, para nuestra agradable sorpresa, que se ha vuelto luminosa.
Y así, solo tenemos que preocuparnos de estar en el camino real del Rey, andando de acuerdo con su santísima voluntad.
«Para el justo se siembra luz».
Es el fin lo que explica y justifica todas las cosas. Es la meta final hacia la cual el ojo de Dios se vuelve de continuo. ¡En el momento preciso la cosecha resplandeciente aparecerá! ¡Qué importa si parece que la semilla perece en la tierra oscura y fría! ¿Y qué importará cuando la hoja brote y la espiga se desarrolle y el grano completo se meza sobre el campo dorado de cosecha?
Martín Lutero una vez oraba con gran empeño acerca de una cuestión de gran importancia, deseando conocer la mente de Dios en cuanto a ello; y le pareció escuchar a Dios decirle: «A mí no me puedes analizar».
Aunque no podamos analizar a Dios, sí podemos confiar en él. «Después de estas cosas Jesús se les manifestó». No importa lo oscuro que esté el ahora en su vida, vale la pena esperar los después de Dios.
Al pensar en los tratos de Dios con sus hijos, nos impresiona su manera pausada de obrar. Los caminos de Dios pueden estar escondidos pero, ¡Espere los después de Dios!