Tal vez tú eres uno de ellos. Tal vez sientas que nadie aprecia lo que haces o peor aun, que nadie aprecia lo que tú eres.
Este sentimiento no viene solo, ha sido puesto en ti por alguna causa, y la mayoría de las veces es porque alguien te ha hecho o dicho algo.
Y lo que sucedió fue que lo que hizo y/o dijo esa persona se quedó dentro de tu corazón, tal vez en un rincón oscuro, tal vez en un lugar de prominencia, pero se quedó allí.
Si has dejado que eso se quede allí, por días, meses o años, le estás quitando alegría y color a tu vida!
Jesús nos dijo, casi como gritando y enfatizándolo: "¡Escuchen bien lo que tengo que decirles!: Amen a sus enemigos, y traten bien a quienes los maltraten. A quienes los insulten, respóndanles con buenas palabras.
Si alguien los rechaza, oren por esa persona. Si sólo aman a la gente que los ama, no hacen nada extraordinario. ¡Hasta los pecadores hacen eso! Y si sólo tratan bien a la gente que los trata bien, tampoco hacen nada extraordinario. ¡Hasta los pecadores hacen eso!” Lucas 6:27-28 y 32-33 (TLA)
Cuando permites que un insulto o mala actitud hacia ti se quede dentro tuyo, estás viviendo bajo la maldición del enemigo. Estás dejando que él use eso para minimizarte y hasta a veces querer vengarte. Cuando vives con el deseo de que algo malo le pase a la persona que te hirió, vives como el diablo quiere y bajo su maldición. La venganza es del Señor y él hará justicia a SU tiempo.
Perdona al que te ofendió, suelta al que te hirió, haz lo que Jesús hizo por ti: se olvidó de tus pecados, los borró y NUNCA MÁS los traerá a memoria.
Sé que no es fácil hacer esto, pero cuando lo hagas no sólo vivirás mejor, estarás más alegre, te será más fácil enfocarte en las cosas importantes de tu vida y te aseguro que si estabas enfermo te sanarás! Es la bendición del perdón. Pruébalo…