«¿Por qué arrincona Dios al hombre que desconoce su destino?» (Job 3:23).
Dios mismo levanta un cerco para protegerlos. Sin embargo, a menudo ellos solo ven el lado malo del cerco y, por lo tanto, no logran comprender sus acciones.
Esto fue lo que ocurrió con Job cuando preguntó: «¿Por qué arrincona Dios al hombre que desconoce su destino?» (Job 3:23).
¡Ah, pero Satanás conoce el valor de esa protección! Y desafió al Señor diciendo: «¿Acaso no están bajo tu protección él y su familia y todas sus posesiones?» (Job 1:10).
Sobre las páginas de cada prueba hay pequeños rayos de luz que brillan. Las espinas no le causarán daño a menos que usted se eche sobre ellas y nadie podrá tocarlo sin el permiso de Dios.
Las palabras que hieren, la carta que le hizo sufrir, la crueldad de su mejor amigo, sus necesidades financieras, todo eso lo conoce Dios.
Él se compadece como nadie puede hacerlo y observa si a través de todo eso se va usted a atrever a confiar completamente en él.