Reposa Alma Mía en Dios | Salmos 104:3

«Haces de las nubes tus carros» Salmos 104:3

No podemos viajar en nuestros propios carros y en los de Dios al mismo tiempo. Dios tiene que quemar con el fuego de su amor todos los carros terrenales que se interponen en el camino para que no viajemos en los de él.

¿Ha viajado usted en los carros de Dios? Entonces considere cada cosa que no anda bien en su vida como uno de los carros de Dios para usted. Pídale todos los días que abra sus ojos y verá sus carros invisibles de liberación.

Siempre que viajamos en los carros de Dios experimentamos un traslado, no a los cielos que están por encima de nuestra cabeza, como Elías, sino al cielo dentro de nosotros, lejos del nivel bajo de esta vida, hacia arriba a los lugares celestiales en Cristo Jesús, donde viajaremos en triunfo sobre todo lo que está abajo.

Pero el carro que lleva el alma sobre este camino, por lo general es alguna disciplina que al presente no parece ser causa de gozo, sino de tristeza.

¡Pero después!

No importa cuál sea la fuente de esas disciplinas, considérela como los carros de Dios enviados para llevar su alma a los altos niveles de logros espirituales y elevación espiritual.

Descubrirá, para su grata sorpresa, que es el amor de Dios el que envía los carros, en los cuales usted puede pasar con éxito por encima de toda oscuridad.

Seamos agradecidos por cada prueba que nos ayuda a destruir nuestros carros terrenales y nos impulsa a buscar refugio en los carros de Dios.

«Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza. Él solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré».

Tenemos que llegar al punto en que todos los demás refugios fallan, antes que podamos decir: SOLO ÉL. Decimos él y mi experiencia; él y mis relaciones; él y mi labor. Todo lo que viene después de la «y» tiene que ser quitado de nosotros o tenemos que ver que es inútil, antes que podamos venir a él solamente. Solo entonces viajaremos en los carros de Dios.

—Hannah Whitall Smith