«Éstos eran alfareros que habitaban en Netaín y Guederá, donde se quedaron al servicio del rey» (1 Crónicas 4:23).
Nosotros podemos quedarnos «al servicio del rey» (1 Crónicas 4:23) en cualquier lugar y en todas partes. Quizás se nos llame a servirle en los lugares más improbables y bajo las más adversas condiciones.
Puede ser en tierra extranjera, lejos de las muchas actividades del rey en la ciudad. O puede ser «en Netaín y Guederá», [donde] obstáculos… nos rodeen, bloqueándonos el camino.
Quizás seamos uno de «los alfareros», con nuestras manos llenas de todo tipo de alfarería, cumpliendo con nuestras tareas diarias.
Lo que sea, no hace diferencia. El rey que nos puso allí vendrá y habitará con nosotros. Los… obstáculos son lo mejor para nosotros, o él rápidamente los quitará.
¿Y no es razonable pensar que todo lo que parece bloquear nuestro camino también puede proveer para nuestra protección?
En cuanto a la cerámica, es exactamente lo que él ha decidido poner en nuestras manos y es, por ahora, [nuestro trabajo] «al servicio del rey».—Frances Ridley Havergal
Las puestas de sol de colores brillantes y los cielos tachonados de estrellas, las majestuosas montañas y los radiantes mares, los fragantes campos y las flores recién cortadas no son ni siquiera la mitad de lo hermosa que es un alma que sirve a Jesús por amor y que se desgasta y consume en una vida ordinaria y nada poética.
—Frederick William Faber