«Ezequías tomó la carta… la desplegó delante del SEÑOR» (Isaías 37:14).
¿No le sucede a usted con frecuencia que le cuesta mucho saber cómo proceder en un caso en particular? Su trayectoria no está claramente trazada; su camino no está abierto: ambas opciones parecen ser igualmente favorables y usted no sabe cuál escoger.
Tal vez sus deseos tiendan hacia un lado y sus temores hacia el otro. Tiene miedo de equivocarse al decidir, no sea que escoja lo que, al final, le resulte perjudicial.
Es muy difícil encontrarse en ese doloroso conflicto. Y nuestra angustia aumenta si se nos obliga a proceder de una vez y seguir un camino u otro. ¿Me permite decirle cómo puede usted encontrar consuelo inefable?
Vaya y vuelque el asunto delante del Señor, como hizo Ezequías con la carta del rey de Asiria. Sin embargo, no se engañe a sí mismo como hacen muchos, al buscar el consejo de Dios habiendo ya decidido proceder de acuerdo con su propia voluntad y no de acuerdo con la de él.
Pero, con sencillez y sinceridad, pídale que le guíe. Entregue su caso a su Padre que está en los cielos; ríndase como un niño para que lo conduzca como a él le agrade. Esta es la manera correcta de recibir una guía y de darnos cuenta de la bendición de tener un Consejero celestial.
—A. Oxeden
«Pon en manos del SEÑOR todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán» (Proverbios 16:3).
Rendido, dirigido solo a ti, Y esperando tranquilo tu guía.